Gabinete de curiosidades, cuarto de maravillas, wonderkamer o wunderkammern…

Pintura-collage de Tom Liekens
En la Europa del los siglos XVI y XVII todas las casas de familias adineradas o con afán de cultivar sus conocimientos contaban con una estancia que llenaban de objetos extraños: el gabinete de curiosidades. En estas colecciones se podían encontrar mezcladas muestras naturales y de relación humana.
Fueron precursores de los museos modernos, donde se fusionaban el estudio de la historia, la naturaleza, las artes y la ciencia.

Colección Jere Smith
Mi interés por escribir un pequeño artículo sobre estos habitáculos nace a partir de la práctica que compartimos las personas curiosas y creativas, y que acabamos surtiendo nuestra despensa con objetos que nos llaman la atención, sean de la índole que sean (discos, libros, instrumentos, fósiles, cuadros, huesos, conchas, antigüedades…) a los que se suman los “museos intangibles” que llevamos en nuestra cabeza (recuerdos, lugares, sonidos, personas, experiencias).
Estos recortes mentales junto a nuestras pequeñas colecciones materiales forman nuestros gustos, y nuestros gustos confluyen en nuestro trabajo.

Lo que viene siendo un cúmulo de chismes a los que Lidiäm les tiene cariño. De todo lo que hay ahí solo una cosa fue comprada, el resto encontradas o regaladas.
Podemos dar buena fé de la existencia de estas colecciones gracias a cuadros como: La Vista (1617, Museo del Prado) Ésta es una de las colaboraciones entre Jan Brueghel el Viejo y Rubens, un conjunto de pinturas que representan la alegoría de los cinco sentidos.
Jan Brueghel se inspira en la tradición de los wonderkamers, las cámaras de maravillas, donde vemos una gran cantidad de objetos que, en muchos casos, representan colecciones artísticas de nobles, gobernadores o reyes.
Vemos en primer plano una figura desnuda, identificada con Venus, que observa una pintura que le sujeta un amorcillo, Cupido. Muchas de las obras que se ven al fondo han sido identificadas, algunas de ellas perdidas en la actualidad.

La Vista – Jan Brueghel el Viejo y Rubens
La serie de «Los Sentidos» es uno de los mayores logros estéticos.
Mi favorita, por combinar tantos instrumentos musicales con animales, es la de El Oído (1617-1618, Museo del Prado) La cual pongo a continuación.

El Oído – Jan Brueghel el Viejo y Rubens
Un proyecto de investigación sobre iconografía musical ha permitido identificar no solo los instrumentos de la obra sino también las partituras de la mesa. Para una información detallada aconsejo ver las fichas de las obras originales en la página oficial del Museo del Prado.
El otro día me comentaba un amigo que una de las cosas que más le gustaba de observar cuadros era la manera tan asombrosa de viajar en el tiempo que nos permiten. Poder sumergirte en otra época, conocer sus trajes, sus casas, sus costumbres, sus valores, sus emociones… Y ver como todo va cambiando.
A continuación dejo señalados tres detalles curiosos que me han gustado y me han llamado la atención de esta pintura:
Y volviendo a los wonderkamers, desaparecieron durante el siglo XIX. Los objetos considerados más interesantes fueron reubicados en los museos de historia natural y museos de arte.
Como bien mencioné al principio, hay gente que crea sus propios gabinetes. Sean del estilo que sean. Ahora se lleva mucho la vida minimalista, lo cual me parece genial en ciertos ámbitos del día a día. Pero seguir una corriente solo porque está de moda, a mí no me parece nada original. Yo creo en el desapego según para qué cosas, para otras necesito nutrir el ambiente con esos objetos que plasman mi personalidad y despiertan mi entusiasmo. Al fin y al cabo solo se trata de buscar inspiración. Y si. Me hubiera encantado bucear en alguno de estos cuartos de maravillas. ¿A ti no?

Image from ArtisanalIntelligence
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