<< Tan alto llegó el ciprés que, acariciando a la luna, le susurró. - Estoy muriendo lentamente. Y la luna tornó su sonrisa en llanto. - Ciprés, tú ya me abandonaste. No fuiste capaz de alargar tu sombra hasta el río, donde mi reflejo bailaría contigo y los peces más valientes llevarían nuestra pasión tatuada…Leer más Sombra y reflejo
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