<< Nunca me había impresionado tanto una persona, al menos no una que parecía querer pasar el rato conmigo y que no era un personaje de televisión. Nunca había estado tan cerca de alguien a quien rodeara tal halo de belleza. Entre nosotros había algo que era casi tangible, algo que en lo más profundo sabía que no era lujuria, ni obsesión, ni torpeza, ni dependencia, sino algo nuevo, desconocido y eléctrico. Ahora veo que había encontrado a alguien con quien yo encajaba perfectamente, y, lo que era aún más sorprendente, a quien yo también le encajaba. Su locura y mi locura se fundían en el éter que flotaba entre nosotros y creaba una forma sólida que era irrompible, una especie de chalada alquimia sexual y espiritual que ninguno de los dos podía entender ni identificar, pero ahí estaba, era potente y lo bastante profunda para que yo parezca un imbécil cuando escribo sobre ella. (…)
Aquello era emocionante, aterrador, eléctrico, agotador.(…)
Curiosamente, ella también tenía un pasado, como yo. En muchos sentidos era el ser más frágil que había conocido en mi vida, en otros el más fuerte. (…) Éramos como dos niños de desarrollo atrofiado que estaban creando un refugio para poder conocerse, en un mundo que todavía nos abrumaba un poco a ambos. Y era algo precioso. >>
- James Rhodes. Instrumental. (Tema 14)
He querido compartir un fragmento de un libro autobiográfico que leí hace unos meses casi sin querer, de esto que empiezas ojeando y sigues y sigues. Y no es que me apasione este tipo, porque ni me sonaba, pero de lo que no hay duda es de que es un gran pianista. A continuación, una pieza musical interpretada por él mismo. Mis conocimientos sobre música clásica y sus compositores son minúsculos, lo que hace que me sorprenda con algunos descubrimientos. Es evidente que la música es una inagotable fuente de inspiración y nunca es tarde para perderse en ella.
No pretendo aburriros, solo deseo que os conecte/desconecte por unos minutos.
Chopin. Fantasía en fa menor, Op.49.
Existe la idea de que Chopin fue un niño-hombre amanerado, menudo, frágil, incapaz de demostrar fuerza ni potencia. Esta pieza, como tantas otras, desmontan ese prejuicio.
Chopin compuso Fantasía en fa menor estando de vacaciones en España. En ella muestra todo el amor, la locura, el caos y la poesía que definió la tormentosa relación que mantuvo con la escritora George Sand.